lunes, 6 de agosto de 2012

Vivir en la sociedad de la información

Vivir en la sociedad de la información

 

Reporte de Lectura por Carolina Sesma Galdámez
Autor: Trejo Delarbre, Raúl

Trejo Delarbre, en su texto nos expone que actualmente vivimos en un inmenso cumulo de información, de figuras, datos. Lo lejos se nos acerca con la tecnologías y lo que pensábamos era inalcanzable se puede obtener en el ir y venir de información en la red.
Para poder entender todo este bagaje de información, además de poder entendernos como seres humanos, haciendo referencia de que la percepción propia ha cambiado; Trejo Delarbre, Raúl; hace referencia en su texto de “Vivir en la Sociedad de la Información” de diez rasgos, en donde hace manifiesto las características que definen a los nuevos contextos:
1.- Exuberancia. Disponemos de una apabullante y diversa cantidad de datos.
2.- Omnipresencia. Los nuevos instrumentos de información, o al menos sus contenidos, los encontramos por doquier, forman parte del escenario público contemporáneo. Haciendo referencia en la línea del tiempo del radio, televisión, satélites, internet. En donde los medios de información se han convertido en el espacio de interacción social por excelencia, lo cual implica mayores facilidades para el intercambio de preocupaciones e ideas pero, también una riesgosa supeditación a los consorcios que tienen mayor influencia, particularmente en los medios de difusión abierta.
3.- Irradiación. Se distingue por la distancia hoy prácticamente ilimitada que alcanza el intercambio de mensajes.
4.- Velocidad. La comunicación, salvo fallas técnicas, se ha vuelto instantánea.
5.- Multilateralidad/ Centralidad. Las capacidades técnicas de la comunicación contemporánea permiten que recibamos información que circula por el mundo surja de unos cuantos sitios. El país con más usuarios de la red de redes sigue siendo Estados Unidos.
6.- Interactividad/Unilateralidad. Los nuevos instrumentos para propagar información permiten que sus usuarios sean no sólo consumidores sino además productores de sus propios mensajes.
7.- Desigualdad. La internet sigue siendo ajena a casi la totalidad de la gente en los países más pobres o incluso en zonas o entre segmentos de la población marginados aún en los países más desarrollados.
8.- Heterogeneidad. Se ha convertido en foro para manifestaciones de toda índole aunque con frecuencia otros medios exageran la existencia de contenidos de carácter agresivo o incómodo, según el punto de vista de quien los aprecie.
9.- Desorientación. La cantidad de información, esa plétora de datos no es necesariamente fuente de enriquecimiento cultural, sino a veces de aturdimiento personal y colectivo. El empleo de los medios requiere destrezas que van más allá de la habilidad para abrir un programa o poner en marcha un equipo de cómputo. Se necesitan aprendizajes específicos para elegir entre aquello que nos resulta útil, y lo mucho de lo que podemos prescindir.
10.- Ciudadanía pasiva. Usualmente el contenido de carácter comercial y particularmente propagados por grandes consorcios mediáticos y la ausencia de capacitación y reflexión se aúna para que en la  Sociedad de la Información el consumo prevalezca sobre la creatividad y el intercambio mercantil se más frecuente que el intercambio de conocimientos.

Mundialización y uniformidad
Nuevos centros y periferias


Es muy complejo y difícil definir la globalización ante el centro y la periferia desde donde se ve y vive. No podemos poner en igual escala y dimensión a los países desarrollados con los subdesarrollados.  Se tiene acceso a las redes e información de diversas culturas, pero eso no garantiza que se adquieran o se apropie de una información que ayude o beneficie. Se tiene acceso a la misma información en las diversas regiones pero es claro que la mirada y enfoque que cada región le de no es la misma.

Globalización que presiona hacia arriba y hacia abajo. La Internet.

Actualmente la globalización ha intensificado el intercambio desigual de flujos comunicacionales pero, de manera simultánea, ha abierto nuevas opciones para superar la casi proverbial pasividad que ha definido a los llamados países periféricos en materia de mensajes culturales.
Hoy es posible entender a la globalización como una serie de procesos multidireccionales y no simplemente como la internacionalización de culturas y mensajes que solían estar apartados unos respecto de otros. El ya citado Giddens recuerda cómo "la globalización presiona no sólo hacia arriba, sino también hacia abajo, creando nuevas presiones para la autonomía local". En Internet entre otras formas de intercambio surgen nuevos modos de solidaridad, desde las cadenas de mensajes hasta la coordinación de protestas o adhesiones respecto de las más diversas causas. Y también aparecen nuevas formas de aislamiento, tanto entre las personas como entre las naciones.
En la Internet no hay un centro y por lo tanto, tampoco una periferia. Todos podemos ser el centro, aunque jamás sepamos qué tan lejos están los alrededores.
No tenemos aldea global pero si estamos formando una rustica aldea virtual.


Políticas publicas para que la tecnología conduzca al progreso

La Sociedad de la Información es, por lo tanto, realidad y posibilidad. Habría que concebirla como un proceso en el que nos encontramos ya pero cuyo punto de llegada y consolidación parece aún distante.
La necesidad de ambiciosas políticas desplegadas por el Estado para extender los beneficios de la Sociedad de la Información fue reconocida al menos ya durante todo el último del siglo XX. El Libro Verde de la Unión Europea sobre Sociedad de la Información apuntaba en 1996 lineamientos de políticas que han seguido teniendo plena vigencia:
"1. Estamos viviendo un período histórico de cambio tecnológico, consecuencia del desarrollo y de la aplicación creciente de las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC). Este proceso es diferente y más rápido que cualquiera que hayamos presenciado hasta ahora. Alberga un inmenso potencial para la creación de riqueza, elevar el nivel de vida y mejorar los servicios.
"2. Las TIC ya forman parte integrante de nuestra vida cotidiana, nos proporcionan instrumentos y servicios útiles en nuestro hogar, en nuestro lugar de trabajo, por todas partes. La sociedad de la información no es la sociedad de un futuro lejano, sino una realidad de la vida diaria. Añade una nueva dimensión a la sociedad tal como la conocemos ahora, una dimensión de importancia creciente. La producción de bienes y servicios se basa cada vez más en el conocimiento.
"3. No obstante, la rapidez con que se introducen las TIC varía mucho entre países, regiones, sectores, industrias y empresas. Los beneficios, en forma de prosperidad, y los costes, en forma de precio del cambio, tienen una distribución desigual entre diferentes países de la Unión y entre ciudadanos. Es comprensible que el ciudadano se sienta inquieto y exija respuestas a sus preguntas sobre las repercusiones de las TIC. Sus preocupaciones pueden resumirse en dos preguntas fundamentales:
  • La primera de ellas se refiere al empleo: ¿no destruirán estas tecnologías más empleos de los que crean? ¿Seré capaz de adaptarme a los nuevos modos de trabajar?
  • La segunda pregunta se refiere a la democracia y a la igualdad: la complejidad y el coste de las nuevas tecnologías, ¿no harán aumentar los desequilibrios entre las zonas industrializadas y las menos desarrolladas, entre los jóvenes y los viejos, entre los que están enterados y aquellos que no lo están?
"4. Para dar respuesta a estas preocupaciones necesitamos unas políticas públicas capaces de ayudarnos a sacar fruto del progreso tecnológico y de asegurar el acceso equitativo a la sociedad de la información y la distribución justa del potencial de prosperidad" (Comisión Europea, 1996).
En la construcción de esas políticas públicas es pertinente advertir qué es y qué puede ser, con todas sus ventajas y limitaciones, la Sociedad de la Información.

La sociedad de la Información y Conocimiento.


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